Se adelgaza la luz y se ensancha la oscuridad
La novela Wind, Sand and Stars (1939), de Antoine de St. Exupéry ha ocupado algunas horas de lectura a Lluís Lleó. El escritor francés, apasionado de la aviación y la aventura, evoca en esta obra algunos hechos autobiográficos que lo llevan a reflexionar sobre la muerte, el heroísmo o la condición humana en general: “El aeroplano nos descubre el verdadero rostro de la tierra” es una de sus frases.
Lluís Lleó siente la pintura como una especie de viaje. Detrás de estos espacios inmaculados, limpios, que fusionan pintura y espacio, ya sea en la luz, ya en la penumbra o en la nocturnidad, hay una idea de viaje, personal y autobiográfico, que lo es al mismo tiempo de la pintura. No en vano esta exposición se titula Flyer y esta palabra es uno de los componentes de muchos otros títulos de pinturas y papeles de esta obra reciente, fechada en los años 2013 y 2014.
Este viaje lo emprendió en 1989, ahora hace veinticinco años cuando cruzó el Atlántico para trabajar en Nueva York, donde se ha establecido. En su equipaje de mano, el bagaje de tres generaciones de pintores en la familia, el impacto de la pintura clásica occidental y una buena formación en el grabado y los procedimientos pictóricos, herencia de su linaje familiar. La atracción por el románico catalán, por la pintura mural al fresco de los primitivos italianos, por el primer arte medieval y por los clásicos del Renacimiento lo han conducido a querer retornar de nuevo a la pintura al muro y a la arquitectura, y el fresco ya forma parte intrínseca de la historia de la modernidad enraizada en sus pinturas. […]
La obra de Lluís Lleó se ha vuelto en los últimos años más espiritual, reflexiva y sintética, luminosa y nocturna, orientalizante, sin perder su bagaje clásico occidental y ha introducido una nueva carta de colores, más radicales y puros también, como el verde creado por la lluvia atlántica portuguesa, que se ha llevado a las paredes de su estudio de Nueva York, pintado en el cuadro Studio Sandstorm (2014). Pero también ha introducido el púrpura, el violeta de cobalto, o el azul, este último en homenaje a otro pintor y escultor tocado por la filosofía zen: Pablo Palazuelo, que encontró la espiritualidad a través de la geometría, como medida de la belleza en el espacio y el tiempo. […]
La madurez hace perder el miedo a lo que es desconocido y Lluís Lleó ha superado esta fase del ascenso inicial. Después de pasar veintiocho años aquí y veinticinco en la ciudad de los rascacielos, la balanza es equilibrada, pero queda el viaje permanente entre el viejo y el nuevo continente, un viaje que lo es individual pero también de la historia de la pintura, clásica y moderna, de un mundo viejo y de un mundo nuevo, que han creado un cúmulo de complicidades en sus telas y papeles, de manera que ya no es posible diferenciar de donde viene cada cosa. Sujeto y objeto, espacio y tiempo, todo en uno, es la visión del flyer la que manda, el ojo de antes convertido ahora en flyer, cada vez a mayor distancia de la realidad y más cerca de la necesidad interior y de una visión más pura del objeto pictórico. […]
Pilar Parcerisas
La culminación del viaje vital de Lluís Lleó
Vuelo transoceánico
Sinóptico y circunspecto
Entrevista de Carles Capdevila a LLuís LLeó
Un espacio de reflexión íntimo