“En la trayectoria de Lluis LLeó siempre ha habido un maridaje entre tradición y modernidad que toma un doble sentido. Por un lado, la pertenencia a una familia de pintores (…); y por otro, la especialización en una técnica antigua como el fresco (…) que ha transportado a una abstracción en la que materia, pintura y espacio se unen para concentrar un mensaje de orden espiritual, que lo conecta con la pintura de Rothko (…)”